por Doraldina Zeledón Úbeda
Buscando cuentos, encontré éste: "Óyeme con los ojos", de Gloria Cecilia Díaz. Horacio es un niño que perdió la audición por enfermedad. Y con su oído se fue también su voz. Comenzó a utilizar sus manos para hablar y sus ojos para "escuchar", pues entendía leyendo el movimiento de los labios de los demás. Su papá le decía: "óyeme con los ojos" y hacía que lo viera fijamente a los labios para que entendiera las palabras.
Y, "Desde que se había vuelto un 'mirón', Horacio descubría más detalles y más detalles, no sólo en la casa, sino en todo lo que él tenía a su alrededor. Y a veces le entristecía que los otros no observaran el mundo como él. 'Es porque tienen sus oídos bien y no necesitan mirar y mirar como yo-decía para tranquilizarse"
Tuvo que aprender el lenguaje de las señas para poder comunicarse y seguir estudiando. Aprendió a "hablar" con señas rápidamente, y a oír con los ojos. Pero no era suficiente que oyera con los ojos y hablara con las manos. Tenía que hablar con la boca, para que los demás le entendieran.
Es así. Los discapacitados tienen que adecuarse a las condiciones de los "normales", tienen que saber hablar, de lo contrario, no les entenderán. Porque los discapacitados a veces se sienten fuera, porque se les deja fuera, se aíslan porque no pueden conversar.
Una vez me llamó la atención una jovencita: estaba en una fiesta, tan integrada a su grupo que no me enteré de que era "sorda". Bailaba, sonreía, conversaba. Lo supe cuando un profesor me dijo: esa joven es sorda. ¡Y estaba terminando la carrera de Relaciones Públicas!, en Venezuela. Sencillamente tuvo oportunidades y un grupo que le ayudó a integrarse, amigas que aprendieron su idioma.
Pero saliendo del cuento y de las oportunidades en otros países, caemos en nuestra realidad: en un artículo periodístico (La Prensa 18/11/02) se informaba que en la Escuela Especial Melania Morales los "sordo-mudos" que aprobaron la primaria probablemente ya no podrán continuar sus estudios, porque no hay secundaria para ellos.
Y el problema seguramente no es sólo la falta de presupuesto para la Escuela, sino falta de un programa integral para los discapacitados, falta de un trabajo interinstitucional. Me pregunto si es suficiente la formación de profesores para educación especial que se da en unas pocas universidades o en las escuelas normales.
¿Cuántos profesores están capacitados para dar clase a discapacitados? Y según la misma información periodística, hay 12 mil sordos y sólo 12 intérpretes. ¿Cuántos habrán aprendido a leer y escribir, por lo menos?
Sin embargo, hay un esfuerzo que seguramente irá creciendo. Según informe del 2002, de la Dirección de Educación Especial del MECD, hay 24 escuelas de educación especial en Nicaragua. Y están preparando las condiciones para abrir la secundaria para sordos en la Escuela Melania Morales, el próximo año.
Qué bueno sería que quienes tienen posibilidades económicas, quienes deciden, quienes tienen bien los oídos, pudieran escuchar o pudieran volverse "mirones" y vieran lo que pasa con los discapacitados. Ojalá que el Estado y la sociedad, incluyendo a las universidades, puedan "garantizar que se ofrezca a personas con discapacidad, iguales oportunidades que al resto de la ciudadanía", como lo manda la Ley 202.
Pero también Horacio se preguntaba: "¿ por qué la gente que puede hablar no habla?"
Hay leyes, y hay que cumplirlas y hacerlas cumplir. Hay que reclamar los derechos y exigir que se cumplan los deberes. Hay organizaciones que trabajan por los discapacitados. Las universidades deberían ampliar la formación para profesores de educación especial.
Los medios de comunicación tienen una gran fortuna para ayudar: su voz para informar y denunciar, sus oídos y su corazón para escuchar, como lo hacen con frecuencia. Y las empresas pueden sumarse. Pero esto no exime al Estado de su responsabilidad: cumplir con sus funciones, cumplir con la Constitución Política de la república de Nicaragua y las leyes, con la Ley 202: "Ley de prevención, rehabilitación y equiparación de oportunidades para las personas con discapacidad".
Ojalá que los discapacitados de la Escuela Melania Morales pronto tengan su secundaria. Y que un día - no lejano- pueda leer en los diarios: "Una discapacitada de la audición se graduó en Relaciones Públicas".
De Campus de Nicaragua, del jueves 29 de mayo, suplemento de Tiempos del Mundo
Edición del 25 de julio de 2003 |